Guía de evaluación de la accesibilidad cognitiva de entornos
Comprender el mundo es un derecho de todas las personas. Necesitamos comprender los libros que leemos, las noticias que nos llegan, los productos que compramos y usamos, la tecnología que nos conecta, las gestiones que debemos realizar en las administraciones, los derechos que tenemos… ¡todo!
Entre todo ello, el entorno es fundamental. Las calles y plazas, las carreteras, los edificios y todos los espacios en general deben ser fáciles de entender para que todas y todos los usemos y disfrutemos en igualdad de condiciones.
Pero, ¿cómo se mide si una oficina, un bar o un hotel es fácil de entender? Podemos dar unas indicaciones generales, pero cada espacio es diferente y –si queremos obtener una respuesta con cierto rigor- una vía de gran utilidad es realizar una evaluación de la accesibilidad cognitiva de ese entorno en la que, precisamente las personas con más dificultades de comprensión y orientación, profesionales en la materia, nos indiquen en qué podemos mejorar.
Con este documento, el movimiento asociativo Plena inclusión comparte su conocimiento sobre cómo evaluar si los entornos son fáciles de entender.
La guía se centra en los entornos que ya están construidos, no en los que aún están por construir y se pueden diseñar de forma accesible desde el principio.
No sólo los entornos han de ser fáciles de entender: también los procesos, productos, dispositivos, entre otros. Tenemos que tener en cuenta que, dentro de los entornos, a menudo se desarrollan procesos o hay productos. Estos también deben ser accesibles.