EL TRATO DE LAS PERSONAS MAYORES EN LAS INSTITUCIONES

Cada vez que celebramos la longevidad como uno de los mayores logros de la humanidad, combatimos la discriminación por motivos de edad, promovemos los derechos humanos a lo largo de toda la vida, reducimos las desigualdades y permitimos que todas las personas puedan vivir una vida plena y digna, apostamos por una sociedad para todas las edades (Age Platform, 2022). Sin embargo, el trato a las personas mayores es un asunto de tal importancia que merece un debate en profundidad. Los informes de la Organización Mundial de la Salud a nivel internacional y de Unión Democrática de Jubilados y Pensionistas (UDP) o Help Age a nivel estatal, entre otros, demuestran que el trato inadecuado y la discriminación por edad es un hecho que se da con demasiada frecuencia. Un trato adecuado significa atender a las necesidades diferenciales de las personas, mientras que un trato inadecuado o mal trato sitúa primero a las organizaciones, empresas o servicios y espera que las personas se adapten a ellos. La discriminación por edad se refiere a cómo actuamos ante las personas en función de su edad. La discriminación institucional por edad se refiere a las leyes, reglas, normas sociales, políticas, y prácticas de las instituciones que restringen injustamente las oportunidades y perjudican sistemáticamente a las personas debido a su edad. La justificación de un Informe como éste surge de la constatación según revelan diferentes estudios, de que los tratos inadecuados hacia las personas de edad, por un lado, tienden a ser ocultados en la esfera familiar, comunitaria e institucional donde se desarrollan, aunque pueda producirse de una forma no premeditada y, por otro, que es algo que a la propia sociedad le cuesta reconocer y, por tanto, tiende a negarlos. La necesidad está clara: tomar conciencia de que es necesario visibilizar convenientemente el maltrato, a la vez que se orientan las acciones hacia una cultura del buen trato a las personas mayores como criterio de normalidad. El buen trato está directamente vinculado con el respeto, se expresa a través de palabras, actitudes y conductas. El buen trato es el resultado de respetar la dignidad y los derechos de las personas, y consiste en establecer relaciones satisfactorias que estén basadas en la consideración, la empatía, el reconocimiento mutuo y la igualdad. Es decir, que lo normal es tratar bien y lo anormal es vulnerar derechos, maltratar, excluir, estigmatizar, discriminar, dejar fuera. Un buen trato es un valor universal y resultado del respeto de los derechos y la dignidad de las personas. El punto de partida es plantearnos cómo quieren ser tratadas las personas. Si preguntásemos a todas ellas coincidirían en que quieren ser tratadas con respeto, equidad, afecto y comprensión, como una parte más de la ciudadanía y con posibilidades para tomar sus propias decisiones. Las tecnologías de la información y la comunicación son un elemento fundamental en el envejecimiento saludable y activo. Estas tecnologías posibilitan el acceso a la información, la salud y la atención sanitaria, la atención a las necesidades sociales así como otros factores que promueven el compromiso y la participación en el entorno a lo largo de la vida. La desigualdad en el acceso a internet y las tecnologías digitales se conoce como brecha digital. A medida que se incorporan más actividades y servicios en el espacio digital y la aldea global, algunas personas mayores tienen dificultades de acceso a estas actividades y servicios, y, por lo tanto, ven reducidos sus derechos a participar plenamente en las sociedades en las que viven y de las que forman parte y de las que quieren seguir siéndolo. Sin duda, las tecnologías pueden aportar grandes beneficios a las personas mayores, pero también suponen una barrera por sus muchas dificultades de uso y acceso. Si las tecnologías no se adaptan a las necesidades y demandas de las personas mayores, pueden hacer que se sientan incómodas, poco preparadas o inseguras usándolas. La exclusión digital afecta al uso de los servicios públicos y privados que están migrando a un formato en línea, limitando el acceso a servicios y bienes que pueden mejorar la independencia, la comodidad y la calidad de vida. La integración de las tecnologías digitales en la vida cotidiana de las personas mayores es un área en creciente desarrollo. Y es que la ola de desarrollo digital es imparable.

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