EL TRATO DE LAS PERSONAS MAYORES EN LAS INSTITUCIONES
Año: 2024
Páginas: 109
Cada vez que celebramos la longevidad como uno de los mayores logros de la humanidad, combatimos la discriminación por motivos de edad, promovemos los derechos humanos a lo largo de toda la vida, reducimos las desigualdades y permitimos que todas las personas puedan vivir una vida plena y digna, apostamos por una sociedad para todas las edades (Age Platform, 2022). Sin embargo, el trato a las personas mayores es un asunto de tal importancia que merece un debate en profundidad. Los informes de la Organización Mundial de la Salud a nivel internacional y de Unión Democrática de Jubilados y Pensionistas (UDP) o Help Age a nivel estatal, entre otros, demuestran que el trato inadecuado y la discriminación por edad es un hecho que se da con demasiada frecuencia. Un trato adecuado significa atender a las necesidades diferenciales de las personas, mientras que un trato inadecuado o mal trato sitúa primero a las organizaciones, empresas o servicios y espera que las personas se adapten a ellos. La discriminación por edad se refiere a cómo actuamos ante las personas en función de su edad. La discriminación institucional por edad se refiere a las leyes, reglas, normas sociales, políticas, y prácticas de las instituciones que restringen injustamente las oportunidades y perjudican sistemáticamente a las personas debido a su edad. La justificación de un Informe como éste surge de la constatación según revelan diferentes estudios, de que los tratos inadecuados hacia las personas de edad, por un lado, tienden a ser ocultados en la esfera familiar, comunitaria e institucional donde se desarrollan, aunque pueda producirse de una forma no premeditada y, por otro, que es algo que a la propia sociedad le cuesta reconocer y, por tanto, tiende a negarlos. La necesidad está clara: tomar conciencia de que es necesario visibilizar convenientemente el maltrato, a la vez que se orientan las acciones hacia una cultura del buen trato a las personas mayores como criterio de normalidad. El buen trato está directamente vinculado con el respeto, se expresa a través de palabras, actitudes y conductas. El buen trato es el resultado de respetar la dignidad y los derechos de las personas, y consiste en establecer relaciones satisfactorias que estén basadas en la consideración, la empatía, el reconocimiento mutuo y la igualdad. Es decir, que lo normal es tratar bien y lo anormal es vulnerar derechos, maltratar, excluir, estigmatizar, discriminar, dejar fuera. Un buen trato es un valor universal y resultado del respeto de los derechos y la dignidad de las personas. El punto de partida es plantearnos cómo quieren ser tratadas las personas. Si preguntásemos a todas ellas coincidirían en que quieren ser tratadas con respeto, equidad, afecto y comprensión, como una parte más de la ciudadanía y con posibilidades para tomar sus propias decisiones. Las tecnologías de la información y la comunicación son un elemento fundamental en el envejecimiento saludable y activo. Estas tecnologías posibilitan el acceso a la información, la salud y la atención sanitaria, la atención a las necesidades sociales así como otros factores que promueven el compromiso y la participación en el entorno a lo largo de la vida. La desigualdad en el acceso a internet y las tecnologías digitales se conoce como brecha digital. A medida que se incorporan más actividades y servicios en el espacio digital y la aldea global, algunas personas mayores tienen dificultades de acceso a estas actividades y servicios, y, por lo tanto, ven reducidos sus derechos a participar plenamente en las sociedades en las que viven y de las que forman parte y de las que quieren seguir siéndolo. Sin duda, las tecnologías pueden aportar grandes beneficios a las personas mayores, pero también suponen una barrera por sus muchas dificultades de uso y acceso. Si las tecnologías no se adaptan a las necesidades y demandas de las personas mayores, pueden hacer que se sientan incómodas, poco preparadas o inseguras usándolas. La exclusión digital afecta al uso de los servicios públicos y privados que están migrando a un formato en línea, limitando el acceso a servicios y bienes que pueden mejorar la independencia, la comodidad y la calidad de vida. La integración de las tecnologías digitales en la vida cotidiana de las personas mayores es un área en creciente desarrollo. Y es que la ola de desarrollo digital es imparable.