atencion centrada en la persona
El cuidado se produce siempre en un contexto de comunicación interpersonal. Incluso cuando realizamos tareas de cuidado sin hablar, nos estamos comunicando. La ausencia de palabras, los silencios, nuestros gestos, los ritmos de nuestras acciones, transmiten información. Siempre. No comunicarse no es posible.
Nuestra comunicación es una de las herramientas más importantes en el cuidado de las personas con deterioro cognitivo o que han desarrollado una demencia. Porque nuestra comunicación va a modular, en buena medida, el estado emocional de la persona. Puede facilitar su bienestar y, también, contribuir a reducir su malestar. Tampoco hemos de perder de vista que algunas interacciones también pueden intensificar estados emocionales negativos.
Comunicarse con una persona con demencia y entender algunas de sus conductas, en ocasiones, no es sencillo. Por ello hemos elaborado esta guía, para ayudar a quienes acompañan y cuidan a las personas con demencia a comunicarse mejor con ellas.
En esta guía presentamos de forma muy resumida algunas ideas y técnicas que pueden ayudarnos tanto a comprender las necesidades que las personas con demencia expresan como a mejorar el modo en que nos comunicamos con ellas.
Tomar conciencia de algunas creencias que podemos tener sobre las personas con demencia y sobre sus comportamientos, es el punto de partida necesario para que las técnicas que luego presentamos puedan realmente resultar de ayuda. Porque las técnicas son meras herramientas y, para que resulten valiosas, deben proceder de una mirada, de unas actitudes que las soporten.
En el contexto del modelo de atención centrada en la persona, se expone la creación y validación de un instrumento observacional para la evaluación del bienestar en personas con demencia, desde una perspectiva que pretende destacar los efectos que el entorno físico y social tienen en la persona, y cómo se reflejan en su bienestar.
Material y método El Listado de Indicadores de Bienestar (LIBE) se creó siguiendo un proceso inductivo iterativo con profesionales de distintas disciplinas, hasta llegar a la versión validada. Se validó en dos estudios sucesivos con una muestra de 79 personas con demencia. Se realizaron análisis de capacidad de discriminación de los indicadores que componen la escala, consistencia interna, fiabilidad interjueces, y validez convergente y discriminante.
Resultados Se obtuvo una consistencia interna α de Cronbach de 0,81. Respecto a la fiabilidad interjueces, el CCI hallado entre los 3 evaluadores fue significativo para todos los indicadores con puntuaciones entre 0,59 y 1,00. Se estudió la validez convergente comparando las puntuaciones en cada indicador de LIBE con las puntuaciones en cada ítem de QUALID, y se encontraron asociaciones significativas entre la categoría de respuesta en ciertos ítems de QUALID y la categoría de respuesta en ciertos indicadores de LIBE. Para la validez discriminante se compararon las puntuaciones obtenidas en cada indicador de LIBE con las puntuaciones en cada ítem de PAINAD-Sp, y no se encontró ninguna asociación significativa.
Conclusión LIBE ofrece una medida observacional de conductas consideradas indicadores de bienestar en personas con demencia que viven en centros residenciales. Es un instrumento válido y fiable, que ofrece una perspectiva diferente de medida de un constructo poco explorado en las poblaciones con demencia. Es un instrumento fácil de aplicar, con distintos usos (clínicos, de intervención, de investigación), y aplicable por profesionales de distintas disciplinas.
Este artículo analiza la experiencia durante la crisis de la covid-19 de 146 profesionales que aplican el enfoque de atención centrada en la persona en residencias de personas mayores. Según los testimonios, la crisis tuvo efectos globales y provocó un cambio brusco en los vínculos relacionales sobre los que se sustenta la atención centrada en las personas. La certeza que recompone estos vínculos se encuentra en la pertenencia, el propósito, el equipo, la confianza y una actitud positiva. La información, la participación, el reconocimiento y los lugares de encuentro se identifican como estrategias promotoras de bienestar, no solo en situaciones de emergencia sanitaria sino también como acciones estables en contextos de cuidados centrados en las personas.